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La autoestima de tu hijo/a pre-adolescente: claves para ayudarle a mejorarla.

En artículos anteriores me he referido a los complejos cambios que experimentan nuestros hijos pre-adolescentes en esta etapa de transformaciones intensas, las que les pueden generar gran inseguridad, confusión, tensiones y miedos.  De hecho, se ha observado que es en esta etapa donde las personas tenderían a sufrir una mayor baja en su  autoestima.




Pero, ¿qué es la autoestima?: Para la psicóloga Neva Milicic, es “la suma de juicios que una persona tiene de sí misma; es decir, lo que la persona se dice a sí misma sobre sí misma” y la valoración emocional que esto tiene. Es la evaluación que nuestros hijos hacen sobre sí mismos y nos muestra hasta donde se sienten capaces, significativos, valiosos y exitosos, por lo que es vital para su equilibrio psicológico.

Y tanto es así que varios estudios coinciden en relacionar una alta autoestima en pre-adolescentes y adolescentes, con una mayor confianza en sí mismos y en sus propias percepciones, opiniones y decisiones, con una mayor presencia de habilidades sociales, estabilidad emocional y mejor tolerancia al estrés.  Incluso, se tiende a asociar con un mejor rendimiento académico, ya que se relaciona con la motivación a aprender,  la responsabilidad, la persistencia y constancia, así como con mayores expectativas de éxito frente al propio esfuerzo.  


Una baja autoestima se relaciona con adolescentes y preadolescentes más impulsivos y ansiosos, menos asertivos e incluso, es descrita como un factor de riesgo para la depresión. Se asocia también a bajo rendimiento escolar, ya que la motivación decae con más facilidad y porque, en periodos de baja autoestima, es común que los pre-adolescentes se esfuercen menos en tareas que sientan difíciles, ya que al anticipar el fracaso, prefieren no exponerse  a él.


Considerando la importancia radical de la autoestima en el bienestar de nuestros hijos y, si bien se va construyendo desde la primera infancia, les comparto algunas claves para potenciarla en los pre-adolescentes:


1- Construir una nueva forma de relación con ellos: Recordemos que ya no son los niños que eran, por lo que ya no podemos ser los mismos padres que fuimos en su infancia. Es así como la relación debería ir cambiando, en un proceso de acomodación mutua que es fundamental para ayudarlos a crecer seguros y confiados en sí mismos.

Si seguimos viendo sólo su parte infantil y no sus necesidades simultaneas de niño y de adolescente (ver mi articulo "La preadolescencia: el segundo destete"), corremos el riesgo de mantenernos demasiado intrusivos o controladores y no darles  espacio al desarrollo de su voluntad; si nos mantenemos sobreprotectores para evitarles sufrimientos, frustraciones y cometer errores, los privamos de experiencias normales y necesarias para su crecimiento y desarrollo de la autoconfianza; asimismo, si nos mantenemos demasiado autoritarios, no le daremos espacio al desarrollo de su autonomía.

Ojo que esto no debe significar alejarse demasiado de ellos, ni darles más libertad de la que  pueden administrar, ya que esto les puede provocar mayor inseguridad y temores. El secreto entonces, es encontrar un equilibrio entre sus necesidades infantiles de seguridad y protección y sus necesidades adolescentes de libertad y autonomía


2- Construir una nueva forma de ser autoridad: Para la psicóloga Paulina Peluchonneau, la autoridad en esta etapa debe ir reconociendo y permitiendo aparecer gradualmente la individualidad de nuestros hijos y pasar de una posición “yo sé lo que es mejor para ti y debes hacer esto” a “cuéntame y pensemos juntos”,escuchándolo con auténtica curiosidad y validando sus sentimientos y narraciones (Ver mi artículo “Crisis adolescente, la conexión emocional es clave”)

Agrega que si dejamos de atribuir a malas intenciones sus conductas erráticas y transgresiónes de límites y las entendemos como parte normal de una etapa de cambio que es difícil para ellos, será más natural el paso a esa conversación, donde juntos podamos entender lo que pasó,  permitiendo que nuestro hijo vaya siendo más protagonista de sus propios procesos y decisiones y, en ese camino, se vaya conociendo más a sí mismo y se haga más consciente de sus propias herramientas y capacidades.

3- Establecer una relación de mutua confianza:

En dos frases: 

-“Yo confío en mi mismo, porque los demás REALMENTE CONFÍAN EN MI y me lo demuestran con hechos”: Y es que la seguridad en mí mismo sólo la alcanzo si siento que los demás confían en mis capacidades, por lo que me permiten más independencia, le dan espacio y confían en mis reflexiones y me permiten tomar algunas decisiones.


-“Yo confío en mi mismo, porque CONFÍO EN LAS PERSONAS QUE ME CUIDAN”: No olvidemos que las inseguridades y miedos tan propios de esta edad, muchas veces los harán sentirse incapaces de sostenerse sin nuestro apoyo cariñoso y contenedor, por lo que al mismo tiempo de sentir que los demás confían en ellos, necesitan que les demos la seguridad de que estamos atentos a cómo están y de que estaremos cuando lo necesiten.


4- Mostrar interés por sus nuevos intereses: Aún cuando nuestras expectativas con sus gustos e intereses pueden ser diferentes a sus elecciones, es fundamental que nos mostremos interesados en ellos, no los enjuiciemos, ni menos nos burlemos.

Cada uno de estos nuevos intereses y gustos, son una manifestación de su individualidad en construcción, por lo que si  mostramos aceptación e interés en éstos, les estaremos demostrando a nuestr@s hij@s, que nos interesamos en ellos como personas y que son capaces de tomar buenas y valiosas elecciones.

5- Estimularlos a participar en actividades que los ayuden a crecer: Participar en deportes, grupos de música, scout u otros talleres extraprogramáticos, pueden ser experiencias que les ayuden a desarrollar una mayor autonomía, tener experiencia de logros, probarse a sí mismos, conocer nuevas habilidades, etc.  


6- Reconocerles explícitamente sus aspectos positivos: En ocasiones con los pre-adolescentes tendemos a centrarnos en explicitar lo que nos parece negativo, porque es lo que más nos preocupa o nos asusta. Frente a esto es necesario hacerles saber qué nos enorgullece, nos gusta y admiramos en ellos. Ellos necesitan esto, tanto como nosotros mismos.


Finalmente, debemos saber que la imagen corporal de los pre-adolescentes, es uno de los factores que más influencia tiene sobre su autoestima, pero en este punto profundizaré en otro artículo.


(Actualización de artículo escrito por mi para #mamadre)

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